Caperucita vive en la ciudad con su mamá que trabaja en una verdulería y con el papá que trabaja en una farmacia. Va a ir a visitar a su abuela que tiene fiebre. La mamá le dijo: - Llévale naranjas y mandarinas que traje de mi negocio y estas pastillas naranjas que trajo tu papá de la farmacia que son para la gripe. La mamá le preparó la canasta y ella salió par a la casa de su abuelita. Caminó y caminó. De repente apareció el lobo que salió de atrás de una casa y le dijo: -¿Querés jugar una carrera hasta la casa de tu abuela?
Caperucita le respondió: -Sí.
Mientras corría ella se cansó, por eso el lobo llegó primero. Cuando la nena golpeó la puerta la bestia peluda saltó por la ventana, se cayó adentro de un pozo y no pudo salir nunca más.
¡Pun! ¡Pun! ¡Pun! Se escuchó en la puerta. -¿Quién es? – Preguntó la abuela. –Soy Caperucita.
La abuela le dijo: -Ahora te abro querida.
Caperucita entró, le dio las cosas y se fue a su casa contenta.
Caperucita le respondió: -Sí.
Mientras corría ella se cansó, por eso el lobo llegó primero. Cuando la nena golpeó la puerta la bestia peluda saltó por la ventana, se cayó adentro de un pozo y no pudo salir nunca más.
¡Pun! ¡Pun! ¡Pun! Se escuchó en la puerta. -¿Quién es? – Preguntó la abuela. –Soy Caperucita.
La abuela le dijo: -Ahora te abro querida.
Caperucita entró, le dio las cosas y se fue a su casa contenta.
Ale Rocío y Guevara Natalia
3°A Turno Mañana
E.P. Nº 53
PROBLEMAS EN EL CAMPO
Había una vez un asno y una perrita que se peleaban por el amor de su amo. E l asno trabajaba cargando zanahorias pesadas llevándolas a otros pueblos, mientras que la perrita gozaba de la casona.
Un día la perrita, que era muy envidiosa, decidió quedarse con el amor del amo para ella sola y armó plan.
Al día siguiente cuando el amo se levantó temprano para cosechar sus frutos vio que medio campo estaba devastado. Sin tener pruebas le echó la culpa al asno. La perrita consiguió lo que quería, pero no lo hizo sola, la ayudaron unos amigos suyos.
El amo decidió recorrer el campo buscando pruebas y encontró pelos blancos, pelos del mismo color que su perra.
Él ya sabía que la perra era la culpable pero continuó caminando para ver si encontraba más pruebas contra la perrita.
Entonces, vio que las huellas eran muy pequeñas para ser las del asno.
Luego el amo castigó decidieron pedirle perdón al asno. Él los perdonó.
Moraleja: las apariencias engañan, no culpar a nadie sin tener pruebas.
Acuña Rodríguez Víctor Adrián Eduardo
4°A Turno MañanaUn día la perrita, que era muy envidiosa, decidió quedarse con el amor del amo para ella sola y armó plan.
Al día siguiente cuando el amo se levantó temprano para cosechar sus frutos vio que medio campo estaba devastado. Sin tener pruebas le echó la culpa al asno. La perrita consiguió lo que quería, pero no lo hizo sola, la ayudaron unos amigos suyos.
El amo decidió recorrer el campo buscando pruebas y encontró pelos blancos, pelos del mismo color que su perra.
Él ya sabía que la perra era la culpable pero continuó caminando para ver si encontraba más pruebas contra la perrita.
Entonces, vio que las huellas eran muy pequeñas para ser las del asno.
Luego el amo castigó decidieron pedirle perdón al asno. Él los perdonó.
Moraleja: las apariencias engañan, no culpar a nadie sin tener pruebas.
Acuña Rodríguez Víctor Adrián Eduardo
E.P. Nº 53
EL PEQUEÑO GRAN HÉROE
Esta historia que les voy contar es sobre un joven soldado que fue herido en batalla. Su herida no era grave, por eso los médicos decidieron que ayudara a socorrer a los heridos.
Él estaba preparado para colaborar. Los días de batallas eran sangrientos y los heridos eran muchos. La zona era muy húmeda y calurosa. El olor a pólvora y a la sangre era sofocante; el aire era espeso.
Al pasar los días él comenzó a sentirse solo entre tantos muertos, la falta de agua se hizo sentir en su cuerpo. Él sabía que podía morir porque los hospitales atendían por turno según la gravedad de los heridos.
Su mente trató de alejarse de ese lugar. Recordó las mañanas en su casa, el olor a pan casero, la leche caliente y lo estremeció escuchar la voz de su papá llamándolo. Extrañaba sus retos y sus consejos. Sabía que no iba a volver a verlo, su muerte estaba anunciada.
Dominguito, hijo de Sarmiento, dio su vida en la batalla de Curupaytí y se convirtió en un héroe de nuestra Patria.
Él estaba preparado para colaborar. Los días de batallas eran sangrientos y los heridos eran muchos. La zona era muy húmeda y calurosa. El olor a pólvora y a la sangre era sofocante; el aire era espeso.
Al pasar los días él comenzó a sentirse solo entre tantos muertos, la falta de agua se hizo sentir en su cuerpo. Él sabía que podía morir porque los hospitales atendían por turno según la gravedad de los heridos.
Su mente trató de alejarse de ese lugar. Recordó las mañanas en su casa, el olor a pan casero, la leche caliente y lo estremeció escuchar la voz de su papá llamándolo. Extrañaba sus retos y sus consejos. Sabía que no iba a volver a verlo, su muerte estaba anunciada.
Dominguito, hijo de Sarmiento, dio su vida en la batalla de Curupaytí y se convirtió en un héroe de nuestra Patria.
López Jessica
6°A Turno Mañana
E.P. Nº 53
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