Verónica llega de Europa y fue a un hotel cinco estrellas, le toca la habitación 146 y a su amigo, Hernán, la habitación 147.
A Verónica le dio sed y llamó a los mozos y pidió bebida fresca y una ensalada de frutas, las que el mozo le trajo en un rato.
Tocaron el timbre, Verónica abrió al rato que vino el mozo y no había nadie.
Comió la ensalada de frutas y tomó la bebida.
Acomodó la almohada, se tapó y cerró los ojos.
Se despertó y eran las cinco de la mañana, escuchó gritos que venían de al lado.
Es Hernán, escuchando música, yo lo conozco muy bien, dijo.
Se levantó y se fue a comprar ropa.
Vio algo rojo bajo la puerta 147.
Se dijo debe ser Hernán que hace bromas pesadas.
Verónica volvió de comprar ropa, fue a ver a Hernán, estaba tirado en el piso con un cuchillo clavado en la cabeza.
Hernán se murió, Voy a llamar a la ambulancia a ver si puede estar vivo, dijo desesperada.
Verónica, no hay latido del corazón y del cerebro, le dijo el doctor.
Fueron al cementerio y a Hernán lo enterraron.
Pero estaba vivo, se había puesto muchas cosas en la cabeza para que no escucharan los latidos.
Se notaba que el cuchillo era de plastilina.
Fue la policía a investigar y no había huellas digitales en ningún lado de la habitación.
La policía culpó a Verónica y la metieron presa, a Hernán la enterraron vivo.
Él no podía salir de tantas cosas que dejaron en su tumba.
Todo por una broma muy pero muy pesada.
A Verónica le dio sed y llamó a los mozos y pidió bebida fresca y una ensalada de frutas, las que el mozo le trajo en un rato.
Tocaron el timbre, Verónica abrió al rato que vino el mozo y no había nadie.
Comió la ensalada de frutas y tomó la bebida.
Acomodó la almohada, se tapó y cerró los ojos.
Se despertó y eran las cinco de la mañana, escuchó gritos que venían de al lado.
Es Hernán, escuchando música, yo lo conozco muy bien, dijo.
Se levantó y se fue a comprar ropa.
Vio algo rojo bajo la puerta 147.
Se dijo debe ser Hernán que hace bromas pesadas.
Verónica volvió de comprar ropa, fue a ver a Hernán, estaba tirado en el piso con un cuchillo clavado en la cabeza.
Hernán se murió, Voy a llamar a la ambulancia a ver si puede estar vivo, dijo desesperada.
Verónica, no hay latido del corazón y del cerebro, le dijo el doctor.
Fueron al cementerio y a Hernán lo enterraron.
Pero estaba vivo, se había puesto muchas cosas en la cabeza para que no escucharan los latidos.
Se notaba que el cuchillo era de plastilina.
Fue la policía a investigar y no había huellas digitales en ningún lado de la habitación.
La policía culpó a Verónica y la metieron presa, a Hernán la enterraron vivo.
Él no podía salir de tantas cosas que dejaron en su tumba.
Todo por una broma muy pero muy pesada.
Lucas Monsalvo
3º B TT.
E.P. Nº 17
EL ÁGUILA QUE NO PODIA VOLAR
Había una vez un águila llamada Gary. El era como todas las demás, sólo por una diferencia… no podía volar.
Las otras se burlaban de él, pero tan sólo era un pichón de dos meses y medio.
Sus padres lo consuelan diciéndole – Tranquilo, Gary, es sólo cuestión de tiempo pronto aprenderás a volar.-
- No, yo jamás podré volar.- respondió caminando hacia fuera. - ¡Me voy! –
Los padres fuertemente preguntaron -¿A dónde vas? -
Gary respondió: - En donde nunca me encuentren…-
Al día siguiente, Gary, lloraba sin parar y una voz le dijo: ¿Qué te pasa?
Buscó y buscó al ser del cual provenía aquella aguda voz y encontró a una pequeña rata sobre la piedra.
- No puedo volar – respondió.
La rata le dijo _ Sólo tiene que esperar un poco, no debes apresurar el tiempo.
Enfurecido con sí mismo respondió: Será mejor que intente una vez más y así lo hizo…
Segundos más tarde, se escuchó en lo alto de la cumbre una gran carcajada.
Era Gary que gritaba feliz - ¡Si lo he logrado! – y batiendo sus alas emprendió el viaje de regreso a su casa donde todos cambiaron sus caras de desesperación por una gran sonrisa y tiernas miradas que decían…. ¡Tenías que confiar en ti mismo
Las otras se burlaban de él, pero tan sólo era un pichón de dos meses y medio.
Sus padres lo consuelan diciéndole – Tranquilo, Gary, es sólo cuestión de tiempo pronto aprenderás a volar.-
- No, yo jamás podré volar.- respondió caminando hacia fuera. - ¡Me voy! –
Los padres fuertemente preguntaron -¿A dónde vas? -
Gary respondió: - En donde nunca me encuentren…-
Al día siguiente, Gary, lloraba sin parar y una voz le dijo: ¿Qué te pasa?
Buscó y buscó al ser del cual provenía aquella aguda voz y encontró a una pequeña rata sobre la piedra.
- No puedo volar – respondió.
La rata le dijo _ Sólo tiene que esperar un poco, no debes apresurar el tiempo.
Enfurecido con sí mismo respondió: Será mejor que intente una vez más y así lo hizo…
Segundos más tarde, se escuchó en lo alto de la cumbre una gran carcajada.
Era Gary que gritaba feliz - ¡Si lo he logrado! – y batiendo sus alas emprendió el viaje de regreso a su casa donde todos cambiaron sus caras de desesperación por una gran sonrisa y tiernas miradas que decían…. ¡Tenías que confiar en ti mismo
Agustín Emed
5º C TT.
E.P. Nº 17
El PERRO “Z”
Había una vez un perro llamado “Leo” que era muy pero muy cariñoso con su familia que lo mimaba mucho. Un día por la noche su dueño lo sacó a pasear, se sentaron los dos y luego Leo se recostó en el suelo, pero se levantó de golpe porque tenía comezón en todo el cuerpo, no le dieron demasiada importancia y regresaron a la casa a descansar pues ya era de noche.
Al día siguiente volvió a salir cuando de pronto al ir caminando empezó a flotar en el aire cayendo al suelo apoyando las cuatro patas exclamando_¡¡Qué extraño lo que me pasa!! Leo estaba muy preocupado con esta situación pues no entendía nada y como un rayo regresó a su hogar en busca de sus amos y al mismo tiempo pensaba qué cosa tan rara le había sucedido, pero prefirió no preocuparse más al menos por esa noche y se fue a comer porque tenía un hambre bárbaro.
Comió hasta casi reventar pues sus dueños le habían comprado galletitas crocantes para perros que son riquísimas, sus preferidas, por lo que Leo sintió un sueño muy grande, esas ganas de dormir días y días con la barriga muy “llena” y así lo hizo, se tiró a dormir por casi tres horas.
Cuando despertó pudo observar que su vientre ya estaba desinflado y tuvo muchas ganas de volar, probó una y otra vez hasta que lo logró. Voló, voló y voló por muchas horas, recorrió la ciudad, las montañas, las llanuras y todo lo que se les pueda ocurrir que se puede ver desde un lugar tan bonito, Leo ya era sumamente feliz.
Leo volaba y volaba, cuando de repente sintió nuevamente la comezón que no lo dejaba en paz y al rascarse con desesperación eso provocó que cayera y antes de tocar el suelo, despertó y descubrió con tristeza que todo era un sueño, pero un sueño maravilloso al fin, estaba como todos los días en su cucha. Se oye un ladrido, GUAUUUUUU…
Al día siguiente volvió a salir cuando de pronto al ir caminando empezó a flotar en el aire cayendo al suelo apoyando las cuatro patas exclamando_¡¡Qué extraño lo que me pasa!! Leo estaba muy preocupado con esta situación pues no entendía nada y como un rayo regresó a su hogar en busca de sus amos y al mismo tiempo pensaba qué cosa tan rara le había sucedido, pero prefirió no preocuparse más al menos por esa noche y se fue a comer porque tenía un hambre bárbaro.
Comió hasta casi reventar pues sus dueños le habían comprado galletitas crocantes para perros que son riquísimas, sus preferidas, por lo que Leo sintió un sueño muy grande, esas ganas de dormir días y días con la barriga muy “llena” y así lo hizo, se tiró a dormir por casi tres horas.
Cuando despertó pudo observar que su vientre ya estaba desinflado y tuvo muchas ganas de volar, probó una y otra vez hasta que lo logró. Voló, voló y voló por muchas horas, recorrió la ciudad, las montañas, las llanuras y todo lo que se les pueda ocurrir que se puede ver desde un lugar tan bonito, Leo ya era sumamente feliz.
Leo volaba y volaba, cuando de repente sintió nuevamente la comezón que no lo dejaba en paz y al rascarse con desesperación eso provocó que cayera y antes de tocar el suelo, despertó y descubrió con tristeza que todo era un sueño, pero un sueño maravilloso al fin, estaba como todos los días en su cucha. Se oye un ladrido, GUAUUUUUU…
Brian Omar Paré
6º B- T T
E.P. Nº 17
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