Hace muchos años, muchos años, allá por el 15 de mayo de 1909 en el partido de Lanús, nació nuestra escuelita.
En aquellos momentos no tenía el nombre que hoy la identifica, el de Guillermo Gaebeler, como así tampoco tenía el mismo número ni estaba ubicada en el mismo lugar.
En aquel momento se encontraba entre la calle Argentina y Emilio Mitre. Su número era el 39 y no 25 como la conocemos hoy.
El tiempo de construcción del edificio se realizó con mucho trabajo porque al principio sólo contaba con dos salones, sus techos eran de chapa y tenía algunas incomodidades.
Como la escuela tenía muchos chicos tuvieron que hacer un techo más fuerte, más resistente y de esa manera, poder continuar la edificación.
Algunos cuentos contados por personas que conocieron a alumnos de aquella época, decían que ellos y los maestros tenían que correr por el patio los días de lluvia.
Los vecinos del barrio ya desde entonces, querían a nuestra escuela y buscaban la manera de colaborar con ella. Uno de los grandes colaboradores fue Don Luis Martínez, señor que por aquellos tiempos decidió donar los terrenos en los que hoy se encuentra la escuela. Cada año, en los actos del 20 de octubre lo saludamos personalmente. Esa fecha es la que dejamos de pertenecer a Avellaneda y, por otro lado, la Junta Vecinal decidió colocarle a la escuela el hermoso nombre de Guillermo Gaebeler.
En esa época había una sola maestra encargada de primero, segundo y tercer grado. Ella era también la directora, la señora Emilia Amburu. Dada la cantidad de alumnos debieron alquilar espacios de los vecinos para cuarto grado.
En aquellos momentos todos eran solidarios y estaban atentos a las necesidades de la escuela.
Los 100 años que pronto festejaremos con toda la comunidad de nuestra escuela, tienen que ver desde siempre, con esos sentimientos de cariño a las maestras, a la directora y a todos nosotros los alumnos.
Hoy, después de tanto tiempo pasado nos encontramos junto a las señoritas estudiando la historia de la escuela, las costumbres de las distintas épocas, sus habitantes, sus culturas, creencias y valores.
Nosotros trataremos de recordar todo esto, como nos habla todos los días nuestra maestra, para continuar con todo lo que nos han dejado con mucho esfuerzo.
Mi querida escuela te queremos muchísimo, por muchos años más.
En aquellos momentos no tenía el nombre que hoy la identifica, el de Guillermo Gaebeler, como así tampoco tenía el mismo número ni estaba ubicada en el mismo lugar.
En aquel momento se encontraba entre la calle Argentina y Emilio Mitre. Su número era el 39 y no 25 como la conocemos hoy.
El tiempo de construcción del edificio se realizó con mucho trabajo porque al principio sólo contaba con dos salones, sus techos eran de chapa y tenía algunas incomodidades.
Como la escuela tenía muchos chicos tuvieron que hacer un techo más fuerte, más resistente y de esa manera, poder continuar la edificación.
Algunos cuentos contados por personas que conocieron a alumnos de aquella época, decían que ellos y los maestros tenían que correr por el patio los días de lluvia.
Los vecinos del barrio ya desde entonces, querían a nuestra escuela y buscaban la manera de colaborar con ella. Uno de los grandes colaboradores fue Don Luis Martínez, señor que por aquellos tiempos decidió donar los terrenos en los que hoy se encuentra la escuela. Cada año, en los actos del 20 de octubre lo saludamos personalmente. Esa fecha es la que dejamos de pertenecer a Avellaneda y, por otro lado, la Junta Vecinal decidió colocarle a la escuela el hermoso nombre de Guillermo Gaebeler.
En esa época había una sola maestra encargada de primero, segundo y tercer grado. Ella era también la directora, la señora Emilia Amburu. Dada la cantidad de alumnos debieron alquilar espacios de los vecinos para cuarto grado.
En aquellos momentos todos eran solidarios y estaban atentos a las necesidades de la escuela.
Los 100 años que pronto festejaremos con toda la comunidad de nuestra escuela, tienen que ver desde siempre, con esos sentimientos de cariño a las maestras, a la directora y a todos nosotros los alumnos.
Hoy, después de tanto tiempo pasado nos encontramos junto a las señoritas estudiando la historia de la escuela, las costumbres de las distintas épocas, sus habitantes, sus culturas, creencias y valores.
Nosotros trataremos de recordar todo esto, como nos habla todos los días nuestra maestra, para continuar con todo lo que nos han dejado con mucho esfuerzo.
Mi querida escuela te queremos muchísimo, por muchos años más.
Macia Lautaro
5º año A T. M.
E.P. Nº 25
LAS PERSONAS Y LA ROPA DE ANTES
Había una vez unos chicos, que estaban con la maestra hablando de la ropa de antes.
La señorita había traído para los alumnos muchas, pero muchas fotos, todas de distintas personas.
Algunas eran viejas, casi estaban rotas.
La seño nos contó la historia de esas fotos, lo que pasaba antes con los pantalones de los nenes y las polleras de las nenas.
Los chicos antes estaban con pantalones cortos y las nenas con polleras largas.
Nosotros ahora como nos dijo la maestra nos vestimos distinto.
Nosotros le dijimos a la seño que ellos eran más serios que nosotros, que jugaban al trompo, como nos contó el portero de la escuela.
El cuento termina que todos estábamos contentos porque ahora era todo distinto.
La seño nos contó que cuando ella era chica todo era de otra manera, pero que en todos los tiempos los niños estaban felices.
La señorita había traído para los alumnos muchas, pero muchas fotos, todas de distintas personas.
Algunas eran viejas, casi estaban rotas.
La seño nos contó la historia de esas fotos, lo que pasaba antes con los pantalones de los nenes y las polleras de las nenas.
Los chicos antes estaban con pantalones cortos y las nenas con polleras largas.
Nosotros ahora como nos dijo la maestra nos vestimos distinto.
Nosotros le dijimos a la seño que ellos eran más serios que nosotros, que jugaban al trompo, como nos contó el portero de la escuela.
El cuento termina que todos estábamos contentos porque ahora era todo distinto.
La seño nos contó que cuando ella era chica todo era de otra manera, pero que en todos los tiempos los niños estaban felices.
López Uriel
Año 2do BT.T.
E.P. Nº 25
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