Había una vez un patito, estaba jugando a la escondida con sus amigos patitos, en la casa tiene el patio muy grande y muchos, muchos escondites y son muy buenos escondites y también tiene muchos y muchos amigos y el patito está muy contento y juega con sus amigos y fueron muy felices y todo el año fueron muy felices.
Lencina, Enzo1° “B” Turno Tarde
E.P. Nº 26
EL DIOS DEL AMOR
Demetrio y Sinahí eran hermanos. Ella lo quería mucho, pero sentía que Demetrio no.
Entonces los tres dioses: Hefesto, Ares y Poseidón, decidieron secuestrarla para saber si él la amaba.
Así los tres dioses le pusieron pruebas para salvar a Sinahí de la muerte.
Hades la secuestró y la llevó a una cueva tenebrosa donde la dejó dormida bajo un hechizo, Zeus le avisó lo sucedido a Demetrio quién inmediatamente decidió rescatarla.
Tuvo que pasar por un lugar que estaba alumbrado solamente por el fuego, por llamas muy altas de color azul, naranja y rojo. Poco a poco se le iba quemando casi toda la ropa de lo ardiente que estaba el lugar.
Tardó dos días en cruzarlo, cuando terminó, pensó que ya había finalizado todo, pero no fue así.
Se enfrentó a un mar tormentoso donde había vientos huracanados y olas gigantescas. Le costó cruzarlo, cuando ya no podía respirar, se tomaba un descanso largo y después seguía. Tardó un día entero.
Finalmente, muy cansado, se enfrentó con guerreros que le tiraban flechazos de fuego, Demetrio se sentía agotado, pero el pensar cómo estaría Sinahí, le daba más fuerzas para seguir la búsqueda de su hermana.
Al final venció a casi todos, ya estaba destruido, ni Sinahí le podía das ánimo, sin embargo Demetrio siguió y venció a los que quedaban y salvó a su amada hermana de la muerte.
Sinahí dijo que nunca más iba a dudar de su hermano.
Hefesto, Ares y Poseidón, nombraron a Demetrio Dios del amor, por su valentía, su bondad y cariño hacia su hermana.
Entonces los tres dioses: Hefesto, Ares y Poseidón, decidieron secuestrarla para saber si él la amaba.
Así los tres dioses le pusieron pruebas para salvar a Sinahí de la muerte.
Hades la secuestró y la llevó a una cueva tenebrosa donde la dejó dormida bajo un hechizo, Zeus le avisó lo sucedido a Demetrio quién inmediatamente decidió rescatarla.
Tuvo que pasar por un lugar que estaba alumbrado solamente por el fuego, por llamas muy altas de color azul, naranja y rojo. Poco a poco se le iba quemando casi toda la ropa de lo ardiente que estaba el lugar.
Tardó dos días en cruzarlo, cuando terminó, pensó que ya había finalizado todo, pero no fue así.
Se enfrentó a un mar tormentoso donde había vientos huracanados y olas gigantescas. Le costó cruzarlo, cuando ya no podía respirar, se tomaba un descanso largo y después seguía. Tardó un día entero.
Finalmente, muy cansado, se enfrentó con guerreros que le tiraban flechazos de fuego, Demetrio se sentía agotado, pero el pensar cómo estaría Sinahí, le daba más fuerzas para seguir la búsqueda de su hermana.
Al final venció a casi todos, ya estaba destruido, ni Sinahí le podía das ánimo, sin embargo Demetrio siguió y venció a los que quedaban y salvó a su amada hermana de la muerte.
Sinahí dijo que nunca más iba a dudar de su hermano.
Hefesto, Ares y Poseidón, nombraron a Demetrio Dios del amor, por su valentía, su bondad y cariño hacia su hermana.
Alumnos
6° ”B” Turno Mañana
E.P. Nº 26
UNA DESAPARICIÓN
Rumbo a la tienda donde trabaja como vendedor, un joven pasaba todos los días por delante de una casa en cuyo balcón una mujer bellísima leía un libro. La mujer, jamás le dedicó una mirada.
Cierta vez el hombre oyó en la tienda a dos clientas que hablaban de aquella mujer, decían que vivía sola, que era rica y que guardaba grandes sumas de dinero en su casa, aparte de las joyas y de la platería.
Una noche el joven, armado de una ganzúa y de una linterna sorda, se introdujo sigilosamente en la casa de la mujer; ésta despertó, empezó a gritar y el joven se vio en la penosa necesidad de matarla, huyó sin haber podido robar ni un alfiler, pero con el consuelo de que la policía no descubriría al autor del crimen.
A la mañana siguiente, al entrar en la tienda, la policía lo detuvo, azorado por la increíble sagacidad policial, confesó todo.
Después se enteraría de que la mujer un diario íntimo en el que había escrito que el joven vendedor de la tienda de la esquina, buen mozo y de ojos verdes, era su amante y que esa noche la visitaría.
Cierta vez el hombre oyó en la tienda a dos clientas que hablaban de aquella mujer, decían que vivía sola, que era rica y que guardaba grandes sumas de dinero en su casa, aparte de las joyas y de la platería.
Una noche el joven, armado de una ganzúa y de una linterna sorda, se introdujo sigilosamente en la casa de la mujer; ésta despertó, empezó a gritar y el joven se vio en la penosa necesidad de matarla, huyó sin haber podido robar ni un alfiler, pero con el consuelo de que la policía no descubriría al autor del crimen.
A la mañana siguiente, al entrar en la tienda, la policía lo detuvo, azorado por la increíble sagacidad policial, confesó todo.
Después se enteraría de que la mujer un diario íntimo en el que había escrito que el joven vendedor de la tienda de la esquina, buen mozo y de ojos verdes, era su amante y que esa noche la visitaría.
González, Julián
6° “C” Turno Tarde
E.P. Nº 26
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